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jueves, 23 de febrero de 2017

Reseña de Veinte mil leguas de viaje submarino




Tengo varias tareas pendientes en lo que respecta a los libros, y una de ellas es leer los originales de Julio Verne. Digo originales porque Verne ha llegado a mí a través de películas, cómics y libros adaptados a jóvenes. Así que, cuando en un club de lectura en el que participo se propuso la lectura de “20.000 leguas de viaje submarino”, no me lo pensé.

Lo primero que me sorprendió fue el enciclopedismo del autor llevado al límite. Siempre me es grato aprender cosas nuevas en los relatos que leo, pero en este caso lo encontré excesivo. Par un estudiante de biología, sobre todo si su interés se basa en el mundo marino, leer este libro tiene que ser una maravilla. No así para los pobres legos que tenemos que sufrir interminables clasificaciones de especies, lo que me llevó a saltarme buena parte de sus explicaciones, aunque seguía disfrutando de su sapiencia. Disfrutaba de ella hasta que encontré un gazapo del autor que me llevó a consultar al resto del club para saber si se trataba de un error del traductor en la edición que manejaba. Fue una sorpresa que uno de los miembros del club me hiciese llegar un artículo en el que se hablaba, no solo de ese gazapo, sino de varios más.

Con todo lo anterior no quiero quitar mérito a Verne ni desanimar a los posibles lectores, al contrario. Puede ser un aliciente más en su lectura. Lo que no se puede negar es su visión de un posible futuro que, de haber vivido en nuestros días, hubiera sido contemplado por un sonriente Verne que nos señalaría muchos de los avances que ahora nos parecen tan corrientes. Es sorprendente la anticipación del autor en muchas de sus soluciones a problemas concretos de aquella época. Pero este tema ha sido indicado por muchas personas antes que yo, no digo nada nuevo. Aunque no por ello dejé de sorprenderme mientras pasaba página tras página, maravillándome con la imaginación de este genio.
Me sorprendió también el gusto de Verne por retratar criados y sirvientes que llevan su dedicación a sus señores hasta el límite; asunto que encontramos no solo en este relato sino en otros. Aunque el tema principal y el personaje que lleva toda la obra, sin duda, es el capitán Nemo, hacia el que terminamos teniendo sentimientos encontrados como el propio profesor. Nemo, un hombre adelantado a su tiempo y que se aleja del mundo, como otros protagonistas de libros de aquella época (me viene ahora a la mente Gulliver y su estancia en el mundo habitado por caballos). En el caso de Nemo no terminamos de conocer el porqué, aunque intuimos que es un personaje muy complejo, como lo demuestran sus acciones contradictorias.

En resumen, es un libro para disfrutar y maravillarnos con la gran visión de futuro de Verne y su habilidad para mostrar un personaje tan profundo y contradictorio como el capitán Nemo. Las largas clasificaciones de animales marinos no impiden que disfrutemos con las aventuras de sus protagonistas.

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